TELEPATÍA Y PERCEPCIÓN EXTRASENSORIAL EN CABALLOS

Vaya por delante, que yo no soy hombre de caballos, mi dedicación durante cuarenta años se ha centrado en la Parapsicología, el Esoterismo, Percepción Extrasensorial (digamos Paraciencias para resumirlo todo en solo concepto), pero siempre experimenté con personas ; también he hecho experimentos de hipnosis con gatos, con pollos y con conejos. Pero últimamente estoy teniendo muchos y continuados contactos con “el Mundo de los Caballos” y la verdad sea dicha, es un mundo fascinante el que estoy descubriendo, por ejemplo he comprobado que tienen individualidad propia. No hay dos iguales. Lo mismo vemos un caballo que se muestra intratable con un jinete nervioso, o un fanfarrón o un dandy, pero éste mismo caballo se somete con docilidad y com-prensión instantánea a un jinete seguro y considerado.
Barbara Woodhouse, es la autora de un libro que se titula Talking to Animals ; esta mujer ha vivido cerca de los animales desde que era niña, amansó caballos salvajes, domó caballos en la Argentina y durante una época se dedicó a su compra y venta, como se ve tiene una gran experiencia práctica, pues bien : en su libro nos dice que los caballos han hablado con los seres humanos desde el momento mismo en que todos fuimos creados y puestos en este mundo, y dado que ellos captan nuestros pensamientos y palabras con mucha mayor rapidez que nosotros los de ellos, piensa que deben tener una opinión muy pobre acerca de la inteligencia de la raza humana.
Hasta la invención de los ferrocarriles y del motor de combustión interna, el caballo fue la principal forma de transporte del hombre, y con excepción de los molinos de viento y de agua, es casi el único complemento de la fuerza muscular del hombre Occidental. Durante miles de años el caballo fue el compañero constante y apreciado del hombre. Vivían juntos, luchaban juntos. Podían hacerlo por que, como bien sabe todo amante de los caballos, existe un vínculo indudable “se trata de un vínculo Parapsicológico” entre caballos y seres humanos.
Una autoridad en materia de caballos, Lady Wentwort, en su libro Horses in the Making habla con entusiasmo de la inteligencia de estos animales, de su capacidad de razonamiento y su percepción altamente desarrollada, a la que hoy llamaríamos percepción extrasensorial: nos di-ce que para quienes viven entre animales, y especialmente aquellos que han adiestrado a caballos para realizar pruebas en público, la pregunta acerca de si estos animales son capaces de pensar y razonar resulta sorprendente, ya que parece obvio que no solo piensan sino que poseen varios grados de capacidad de razonamiento. Es indiscutible que establecen relaciones causa y efecto y actúan en consecuencia, y tienen también un sentido del tiempo. Este último es fuerte en los caballos, como bien sabe cualquier peón de caballerizas que cuando debe hacer entrar a las yeguas para darles el forraje las encuentra reunidas frente al portón. Los caballos también conocen sus respectivos compartimientos en los establos, y entran en ellos sin que nadie los guíe, y son capaces de aprender su nombre si la gente se toma el trabajo de enseñárselo.
Yo recuerdo como si de hoy mismo se tratara una experiencia personal en Sevilla cuando yo tendría unos 16 años (sobre el año 1951). En aquello tiempos había un reparto de barras de hielo y se hacía en un carro tirado por un caballo (Los frigoríficos eléctricos apenas existían, la “neveras” eran de hielo) , mi padre era minusválido, tenía las piernas amputadas y se ganaba la vida vendiendo el cupón de la ONCE sentado en un triciclo con un motorcito, pues el repartidor de hielo cada día le compraba a mi padre su cupón, pues bien: el carro de reparto de barras de hielo tenía cada día que repartir hielo a unos 50 clientes, pues el caballo sin que su dueño le dijera nada, se conocía de memoria toda la clientela y, se paraba él solo en la puerta de cada cliente hasta que su dueño se cargaba al hombro la barra de hielo para llevársela a su cliente, pues bien : cuando salía a la calle el carro tirado por su caballo ya estaba parado en la puerta del siguiente cliente ; pero lo mas asombroso es que en todo este itinerario, cuando se topaba con mi padre (que cada vez estaba en un sitio distinto atendiendo también el itinerario de su clientela) lo reconocía y se paraba delante por que sabía que su amo tenía que comprarle el cupón, o sea : lo reconocía allá donde estuviera.
Otra experiencia personal (y esta vez fue impactante ; vamos, que me llegó al corazón). Corría el mes de Agosto del año 1985 y, yo venía conduciendo por la carretera NII en el tramo des-de Canét de Mar a Arenys de Mar en Barcelona, eran las 23.30 horas y justo al llegar al último cambio de rasante, casi me doy de bruces con las ancas de un caballo que caminaba por el centro de la carretera enfrentándose a los coches que le venían de frente, los cuales le deslumbraban con los faros, puesto que los conductores que lo veían de frente ante lo insólito de la aparición encendían la “luz larga” (toparte en mitad de la carretera, de frente, a las once y media de la noche con un caballo, no es normal), el animal se le veía asustadísimo y chorreaba sangre por ambas ancas y por los costados, seguramente por rascadas que había tenido con coches que tal vez no hubieran tenido tiempo de frenar. Sin pensármelo dos veces puse mi coche delante del caballo y mientras accionaba mis faros haciendo corta-larga, corta-larga, pero con toda la habilidad que Dios me dio a entender lo fui arrimando a la derecha de la carretera hasta que logré que llegara a la entrada de la primera calle del pueblo, entonces detuve el coche en la cuneta, me bajé, y atendí al caballo lo me-jor que supe, me acerqué lentamente, hablándole con voz susurrante, yo le hablaba como su de un paciente mío se tratara, yo sabía que un caballo no iba a entender el idioma, pero seguro que entendería mi actitud y mi intención y, así fue; se le veía muy asustado, se le apreciaba terror en los ojos, era un caballo joven precioso, de color gris muy bien cuidado (seguramente se habría escapado de algún picadero turístico de los muchos que hay en la costa catalana).
Le fui hablando con voz susurrante, lo fui acariciando hasta que le vi calmado y mas tranquilo, lo empujé con suavidad hacia el interior de las calle de Arenys de Mar que en plena temporada turística estaban muy iluminadas y abarrotadas de gente, ese panorama no le gustaba mucho al caballo y se le notaba y, me miraba preguntándome créanme.
Yo no tenía mas remedio que dejarlo allí en la calle fuera de la carretera y fuera de peligro, el resto ya lo harían otros, además yo tenía el coche en la cuneta aparcado de mala manera, me despedí del animal y corrí hacia el coche pero, me paré en seco debido a que escuché un relincho muy potente, me giré, y vi al caballo allá lejos levantándose de patas traseras mirándome con ojos aterrorizados y .... yo sentí en lo mas hondo de mi ser que el caballo me pedía por favor que no le abandonara ahora ..... Por Dios era dramática su mirada, su actitud y sobre todo “la llama-da telepática” que me enviaba pero, no tuve mas remedio que dejarlo ante la convicción de ya estaría mejor atendido.
La verdad es durante mucho tiempo he soñado con aquel caballo y con la desesperación que me “gritaba” que no lo dejara. ¡ SIEMPRE LO RECORDARÉ !.
Los caballos también tienen una extraña percepción de que alguien se acerca a muchísima distancia, fuera del alcance de la vista y del oído. No tenemos mas remedio que llegar a la conclusión de que, dada la incapacidad de mucha gente para pensar o razonar, a menudo los caballos superan a los seres humanos en sentido común.
Naturalmente, los “sentidos” del caballo del caballo aventajan a los del ser humano en sus percepciones normales. Aunque probablemente no observa la misma gama de colores, puede distinguir unos cuantos, pero la visión del caballo es superior a la de un ser humano ya que es capaz de ver hacia adelante, hacia los lados y hacia atrás. Incluso pueden ver hacia adelante y hacia atrás al mismo tiempo. Además puede mover cada oreja independientemente de la otra. Sin embargo, aún admitiendo esa sensibilidad agudizada, los expertos que se han pasado la vida entre caballos afirman que estos animales poseen percepción extrasensorial.
Allá por el año 1927, había en Estados Unidos, concretamente en Richmond, Virginia, una potranca de un año de edad llamada Lady, propiedad de la señora Claudia Fonda. Esta yegua tenía facultades telepáticas y también era capaz de efectuar sumas y despertó una gran una amplia atención en toda la prensa norteamericana. Este acontecimiento despertó la curiosidad del escritor belga Maurice Maeterlinck (Premio Novel en 1911) y no es de extrañar que llegara a decir : .
También despertó, como no, la curiosidad del mas que conocido Dr. M.J.B. Rhine* (estamos ya en 1930) pues cuando el doctor y la señora Rhine, acompañados por el profesor McDugall,* comenzaron a trabajar en percepción extrasensorial en la Uni
versidad de Duke, conocieron a la yegua Lady. La señora Fonda (su dueña) advirtió por primera vez las facultades parapsicológicas del animal cierto día en que estaba pensando en Lady y ésta se acercó a grandes pasos. Como bien podía tratarse de una coincidencia, la señora Fonda hizo la prueba de pensar en Lady en otras ocasiones, y el resultado fué exactamente el mismo. Esto ocurrió demasiadas veces como para ser atribuido al azar.
*RHINE, M.J.B. Profesor de la Universidad Duke, en Durham, Estados Unidos. Su nombre está esencialmente unido, en parapsicología, a los estudios cuantitativos que emprendió a partir de 1930, utilizando como material las cartas Zener. La cátedra de psicología estaba a cargo del Dr. William McDugall, ambos creadores de la escuela vitalista dividen los fenómenos parapsicológicos en dos grupos: Fenómenos de conocimiento por vía extrasensorial (PES) o procesos Psigamma (PG), y los fenómenos Psikappa (PK)
Por aquél entonces el Dr. Rhine se hallaba en las etapas iniciales de sus investigaciones sobre la percepción extrasensorial en los seres humanos, pero nunca había creído que dicha percepción fuera un fenómeno exclusivo de los seres humanos. Por lo tanto la oportunidad de estudiar el caso de una caballo de facultades Parapsicológicas le resultó de gran interés. Los investigadores logra-ron persuadir a la dueña de Lady de que se retirara del lugar de las pruebas, para descartar toda posibilidad de que le transmitiera señales en forma voluntaria o involuntaria.. Lady había sido adiestrada para responder preguntas indicando con la nariz letras y números que figuraban en un aparato especial. Esta pruebas, durante las cuales el animal respondió correctamente a las preguntas sin ninguna posibilidad de que los investigadores malograran involuntariamente la experiencia con gestos, demostraron que la yegua poseía algún tipo de percepción extrasensorial.
No obstante, el éxito más espectacular de Lady fue el que obtuvo en la investigación de un crimen. Un amigo del fiscal del distrito del condado de Norfolk, Massachusetts, interrogó a la yegua sobre un muchacho que había desaparecido de su casa varios meses atrás. Lady dio el nombre de una cantera abandonada ; se hizo una búsqueda y allí se encontró el cadáver del muchacho.
En el Centro Equino de Llanybytther, en el País de Gales, el investigador Henry Blake ha estudiado durante más de veinte años el comportamiento de los caballos y su comunicación extra-sensorial, y sobre ciento veinte experimentos de telepatía realizados con la colaboración de su es-posa, obtuvo resultados positivos en ochenta y un casos.
Blake asegura que los caballos poseen facultades de percepción extrasensorial y mediante ellas pueden comunicar y recibir imágenes telepáticas, transmitiéndolas a otros animales y a seres
humanos. Cree que los caballos cuentan con una “radio mental” capaz de abarcar distancias considerables, y utilizando técnicas basadas en esta premisa ha rechazado los métodos más prácticos e
impactantes de adiestramiento, reemplazándolos por el método menos espectacular pero igualmente efectivo de “amansamiento”, para usar sus propias palabras. Es una manera de establecer
un vínculo de comunicación y confianza en el caballo que permite a su dueño el convertirlo en una hora, en un animal dócil y amistoso.
Sobre la base de su propia experiencia Henry Blake relata en su libro Talking With Horses de que manera la percepción extrasensorial puede transmitir emociones como la ira, el afecto y el sentido de peligro.
Cierta vez un amigo le pidió que le amansara un semental galés con cruce árabe, de seis años. Blake sintió una inmediata afinidad con el animal con el animal y pronto se estableció entre ambos una confianza total. Sin embargo, cuando vino a visitarlo un amigo un amigo y se le permitió montar al caballo, Blake “supo visceralmente” que algo andaba mal. Salió con su automóvil y al-
canzó al jinete, que ya se había alejado unos cinco kilómetros. Encontró al caballo galopando desbocado y apenas tuvo tiempo de sacar a su amigo de la montura y poner en su lugar a su propia hija, quien emprendió la marcha alegremente aceptada por el animal.
Henry Blake ha descrito cómo desarrolló su propia técnica de . Es una palabra muy adecuada, pues el amansamiento consiste en establecer un contacto tranquilo pero seguro con un caballo nervioso o arisco. A veces él se limita a quedarse parado con un balde forraje y dejar que el caballo se le acerque, o se aproxima lenta y tranquilamente al animal hostil o asustado, hablándole con voz cadenciosa. Se le acerca lo bastante como para acariciarlo con la yema de los dedos, simulando el morro de la yegua que calma a su potrillo, o usa la palma de la mano para sugerir la presión de la cabeza de otro animal.
Henry Blake comprobó que una vez creada la confianza podía guiar a los caballos simplemente pensando las instrucciones. Un caballo llamado Roger era capaz de captar por telepatía las imágenes mentales de Blake : .
Según su propio método individual, al “amansar” caballos Henry Blake continúa una tradición rural de larga data conocida como “procedimiento del susurro”. Hasta un tiempo después de la Primera Guerra Mundial, el susurrador era uno de los especialistas mas buscados y respetados en la comunidad campesina. Se cuenta mas de una historia sobre la manera en que con una sola palabra susurrada este especialista era capaz de lograr que un caballo fiero e intratable se le transformara en un amigo dócil. Se comenta que los susurradores eran capaces de conseguir sin el menor gesto que un caballo se le acercara, y de tener a caballos desbocados en plena carrera.
En Escocia, los susurradores guardaban celosamente sus misteriosas técnicas y se les conocía como LA SOCIEDAD DE LA PALABRA DE LOS CABALLISTAS.
En los condados de Essex, Suffolk, Norfolk y Lincolnshire, las técnicas entrañaban al parecer cierto grado de superstición e incluso de magia. A menudo el susurrador llevaba consigo un hueso de rana o sapo y una sustancia compuesta de aceites especiales que por su olor agradable atraía intensamente a los caballos ; el hueso de rana en cambio, los ahuyentaba y los mantenía a raya. Pero el recurso más común que utilizaban era la palabra, la palabra susurrada cuyo significado y entonación sólo ellos conocían.
Los aspectos médicos de la técnicas de atracción y repulsión de los susurradores nunca fueron estudiados científicamente, si bien es sabido que existen olores que atraen a ciertas especies y otros que les resultan intolerables : un ejemplo ilustrativo es la fascinación que ejerce sobre los gatos cierta variedad de menta. La mayoría de los relatos sobre susurradores indican, como lo demostró Hery Blake muchas generaciones más tarde, que es posible la telepatía entre caballos y seres humanos.